El 20 de noviembre pasado se publicó el Decreto por el que reformó el Reglamento para el Transporte Terrestre de Materiales y Residuos Peligrosos, publicado en abril de 1993. Este reglamento es un caso en el que se cristaliza la necesaria transversalidad que exige la preocupación por el medio ambiente, pero también la de mantener en un nivel aceptable los riesgos asociados al uso de ciertas sustancias, ciertamente peligrosas, pero necesarias en numerosas actividades industriales. Sigue leyendo